LA NAVIDAD EN GUADALUPE, EL PUEBLO MÁS BONITO Y BUENO DE ESPAÑA, 2017

La condición de Santuario mariano de Guadalupe y su peculiaridad de Monasterio de la Orden de San Jerónimo han sido, sin lugar a dudas, un acicate importante para que la iconografía del misterio del Nacimiento del Salvador se plasmara en cada una de las manifestaciones artísticas que conforman este Patrimonio de la Humanidad.
Tríptico de la Adoración de los Magos, atribuido a Adrián Isembram

Siguiendo a San Agustín no debemos olvidar que el arte de los templos era entonces la Biblia de los iletrados, de tal suerte, que una de las primeras mariofanías que el peregrino visualizaba nada más llegar a Guadalupe, eran las puertas de bronce del Santuario, obra de Paulus de Colonia, siglo XV, en las que se desarrolla un magnífico programa iconográfico sobre la vida y glorificación de María, como “Puerta para la Salvación: Yo soy la puerta de las ovejas…Yo soy la puerta; el que por mí entrare se salvará”.

Por este motivo, el gótico presenta y enmarca debajo de las arquivoltas de la fachada del Santuario a María, como la Nueva Eva, Madre de Dios, corredentora y reina del cielo.

La puerta de la izquierda, simbólicamente la del lado del Evangelio, está dedicada casi al completo al tempus natalitium: Anunciación, Nacimiento de Jesús, Anuncio a los pastores, Epifanía o Adoración de los Reyes Magos, Presentación de Jesús en el templo y Huida a Egipto, mientras que la de la derecha representa la glorificación de María como verdadera Reina del cielo.

Fachada del Real Santuario con sus puertas de bronce, iluminada por Ferrero Rocher
Este mismo programa iconográfico de la infancia de Jesús y de la glorificación de Jesucristo y de su querida Madre se repite en el Templo (cuerpo de Cristo),  especialmente en el Retablo Mayor de la Basílica con dos ciclos de pinturas del siglo XVII, netamente clasicista; las del lado del Evangelio, simbólicamente el de la Madre de Cristo, son obras de Vicente Carducho: Anunciación, Adoración de los Pastores y Adoración de los Reyes Magos y las del lado de la Epístola, son de Eugenio Cajés: Resurrección, Pentecostés y Anunciación.

Aunque los jerónimos conscientes de ese Lucero que brilla tanto de noche como de día sobre las sierras de las Villuercas, quisieron levantar en 1686 el Sancta Sanctorum de esta Casa, “ya que todo es poco para el culto que se merece tan prodigiosa Reina, y Emperatriz del Cielo y Tierra”. Se trata del suntuoso y novedoso Camarín, obra barroca madrileña, donde luce por igual lo primoroso, simbólico y alegórico, en el que también se desarrolla un programa iconográfico completo, de exaltación de la vida de la Virgen María, con nueve lienzos del napolitano Luca Giordano, pintados en 1697 por mandato del Rey Carlos II: Anuncio del Nacimiento de la Virgen, Nacimiento de Nuestra Señora, Presentación en el Templo, Desposorios de la Virgen y San José, Visitación, Huida a Egipto, Familia de Nazaret y Asunción de la Virgen.

También en el actual Museo de Pinturas y Esculturas Antiguas se exhiben varias obras referentes al tempus natalitium, concretamente: Dos espléndidos Nacimientos de Cristo, siglo XVI, de Juan Correa; la Adoración de los Magos y Anunciación de María, famoso tríptico de finales del siglo XVI, por tener representado los rostros de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, obra atribuida a Adrián Isembram y un pequeño grupo escultórico del Nacimiento de Cristo, siglo XVII, de estilo barroco y escuela napolitana.

El esmero y pulcritud con el que se desarrollaba la liturgia en el monasterio obligó igualmente a la Comunidad jerónima a instituir su propio taller de bordaduría, activo desde el siglo XV hasta el siglo XIX, en el que se confeccionaron suntuosos brocados y ornamentos sagrados por monjes y seglares con inigualable maestría, destinados principalmente al culto, siendo en la actualidad una de las más ricas colecciones suntuarias de la Iglesia. También varias piezas de esta rica colección contienen programas iconográficos del tempus natalitium, como el famoso Frontal Rico, llamado de la Asunción, obra del bordador jerónimo fray Diego de Toledo (1483-1495), de estilo gótico con ciertos influjos del arte neerlandés con siete escenas: Anunciación de María, Nacimiento de Cristo, Epifanía del Señor, Asunción de Nuestra Señora, Resurrección de Cristo, Venida del Espíritu Santo. El Frontal de Enrique IV, obra gótico-flamenca del siglo XV, dedicada a enaltecer la figura de María, con varias representaciones: Desposorios de María y José, Nacimiento de Cristo y Presentación de Jesús en el Templo. La Manga de Cruz, pieza única del bordado guadalupense, llamado vulgarmente “Trapo Viejo”, del maestro bordador Pero López, en cuyo basamento circular se desarrollan cinco maravillosas escenas renacentistas: Epifanía del Señor, Nacimiento de Cristo, Circuncisión de Jesús, Asunción de María y Adoración de los Magos, todo un canto de alabanza  a María, “tan sutil que parece lo hicieron los ángeles”.
Arco de Sevilla

Y por último, aunque dentro de la colección de bordados hay algunas piezas que tienen algún motivo de Navidad, queremos hacer mención del Frontal de San Jerónimo, bordado por fray Francisco de Sigüenza en la primera mitad del siglo XVII, donde se mezclan las líneas renacentistas con modelos netamente barrocos, aunque las cartelas de las imágenes fueron traídas desde Toledo, como consta en las cuentas de la Sacristía de los años 1628 y 1629, dedicado en esta ocasión, a María y San Jerónimo, padre y doctor de la Iglesia, con los siguientes motivos o escenas, exuberantes y perfectas en su ejecución: Abrazo de San Joaquín y Santa Ana, en la Puerta Dorada, Natividad de María, Visitación de María a Santa Isabel, Nacimiento de Cristo, Anunciación de María, Asunción de María a los cielos y la cartela central representa a San Jerónimo, doctor de la Iglesia.

Otra faceta en la que destacó la Orden de San Jerónimo en Guadalupe, fue en la creación y desarrollo de su propio Scriptorium que comenzó a funcionar a mediados de siglo XV hasta el siglo XVIII, con el único fin de iluminar sus libros corales para la alabanza del Oficio Divino en el coro y en las celebraciones de la misa conventual diaria y otras acciones litúrgicas en los que el tiempo de Navidad queda perfectamente recogido en los oficios y misas con sus respectivas notas musicales con las viñetas y orlas que los ilustran.

La Natividad: arte, religiosidad y tradiciones populares / coord. por Francisco Javier Campos y Fernández de Sevilla, 2009, ISBN 978-84-89788-77-0, págs. 409-432
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LUCE TU PUEBLO HISPANIARUM REGINA

REINA DE LAS ESPAÑAS
Nadie mejor que Ella ha hecho brillar su Puebla y Villla, como Alcaldesa Perpetua, como Patrona de Extremadura, como Reina de las Españas, convirtiendo, en primer lugar, su pequeña iglesia en Santuario Nacional desde 1340, bajo el patronato Real de su fundador, Alfonxo XI, que con la llegada de la españolísima Orden de San Jerónimo, el 15 de agosto de 1389 fue alzado en monasterio. Paraíso de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, en cuya sala capitular firmaron el 20 de junio de 1492 las sobrecartas reales, urgiendo a Palos y Moguer dispusieran a Cristóbal Colón los medios necesarios para el pronto descubrimiento de las nuevas tierras.

Como pueblo peregrino sus hospitales ejercieron y practicaron la medicina, creando  su propia escuela, donde el estudio y la disertación del cuerpo humano contribuyeron al avance de la humanidad, durante varios siglos. Aquí se llevo a cabo la primera autopsia.

De esta forma su Puebla y Villa se desarrolló como pórtico que la circunda y embellece con sus rincones, soportales y balconadas, sus escudos nobiliarios, sus arcos y murallas, donde los chorros y las fuentes alegran las plazuelas con el refrescante liquido que desde el siglo XV sacia la sed de los peregrinos, cuya conducción y recogida en el Arca del Agua ha merecido recientemente ser declarada bien de Interés Cultural, antes tanto su Monasterio como su Puebla fueron reconocidos como Monumento Histórico Nacional.

Esos 15.000 metros cuadrados de fortaleza, con sus doce torres  arábigas cuadrangulares, sus prolongados cubos cilíndricos de estilo europeo, en cuyos vanos se abren hermosos arcos ojivales con las hiladas de ladrillos mudéjares que nos permiten apreciar este valioso diamante, en cuyas caras poliédricas podemos apreciar las formas hieráticas del románico; la elevación espiritual del estilo gótico, caracterizado por el empleo del arco apuntado, que se transforma en conopial, escarzano y mistilíneo con decoración de calados y adornos asimétricos, que aquí se fusionó con esas formas almohades y nazaríes consiguiendo esas expresiones tan delicadas del arte mudéjar como es el claustro de los Milagros, templete y fachada; la vuelta a los cánones clásicos también encuentra enclave en el ochavo del  Relicario o Capilla de San José y en la sin par reina de las Sacristías de España, en la que el pincel de Francisco de Zurbarán deja el mejor decálogo de vida monástica; la abundancia de ornamentación, el  predominio de la línea curva de la arquitectura barroca también halló cobijo en el Camarín de Nuestra Señora, con esa profusión de volutas, roleos, simbolismo y ornato, cuyo efecto deslumbrador no oscurece la presencia de María sino más bien la ensalza, como hizo la propia UNESCO en 1993, cuando declaró al Real Monasterio Patrimonio de la Humanidad.

Patrimonio que por otra parte, se hace presente en su Real Basílica, cuyo retablo fue inaugurado por Felipe III, con esculturas de Giraldo de Merlo y pinturas de Eugenio Caxes y Vicente Carducho; en sus Museos de Bordados (inaugurado por Alfonso XIII) y Miniados, cuyas colecciones son únicas dentro de las artes suntuarias de la Iglesia; en su impresionante verja que recorre las tres naves del templo basilical; en sus mausoleos: Enrique IV de Castilla y María de Aragón, Don Juan Serrano y Fr. Gonzalo de Illescas, Familia Velasco y María Guadalupe Lancaster; en el  Coro, con su sillería de Alejandro Carnicero, su facistol, su órganos barrocos y sus realejos, donde sobresalen las pinturas murales de Juan de Flandes con sus ángeles músicos.

Pero este enclave excepcional no luciría de esta forma si el espejo en el cual se refleja no brillara por igual  con esos cerros y montañas que le circundan, tan amenos y vistosos, “pues fuera de las frutas variadas , y altos árboles, que juntando unos con otros las ramas, y dándose abraços amorosos, parece se combinan  con sus frutos, ay algunos tan  sobervios, y pujantes, que es cosa maravillosa su alteza a la vista, de mucha defensa a los caminantes su sombra, y a los poderosos edificios muy acomodada su grandeza. Aquí se hallan los olorosos membrillos, los duraznos, los granados, las higueras, los perales y las copiosas olivas…Grandes castaños, altos cipreses, fuertes encinas, crecidos robles, gruesos loros, verdes alisios y altísimos álamos, donde trepando las parras lo hermosean con su frutos, y frescas hojas y ellos las sustentan con su firmeza…” (Gabriel de Talavera, 1597), reconocido por la Asamblea General de la Unesco como Geoparque Villuercas Ibores Jara.
Con esta tarjeta de presentación Felipe II mando en el siglo XVI que Guadalupe estuviera por derecho propio entre Las Ciudades del Siglo de Oro, cuyas vistas españolas pintó Anton van den Wyngaerde y que hoy Ferrero Rocher ha querido iluminar como el pueblo más bonito y bueno de España, lo que nos llena de orgullo sano a todos los guadalupenses, que desde hoy queremos compartir con los millones de personas que todos los días invocan este bendito nombre de Guadalupe en todo el mundo, invitándoles a que peregrinen hasta este monte santo como durante siete siglos lo han hecho: reyes, papas y santos.

CONTESTACIÓN DE MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA DE MONTIJO Y LOBÓN

Señor alcalde de la Puebla y villa de Guadalupe, Felipe Sánchez Barba, autoridades. Estimados compañeros cronistas de Guadalupe, Elisa Rovira López y Antonio Ramiro Chico. Estimados Soledad López-Lago Romero, María Guadalupe Rodríguez Cerezo y Francisco Javier Timón García, compañeros cronistas de Talarrubias, Madrigalejo y Belvís de Monroy. Señoras, señores.

Les hablo por delegación del presidente de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales, Antonio Luis Galiano Pérez, Cronista Oficial de la ciudad de Orihuela. Asociación a la que pertenezco en calidad de Cronista Oficial de Montijo y Lobón.


Siempre resulta gratificante venir a Guadalupe, encontrarse en Guadalupe, visitar el corazón de esta tierra de “Las Villuercas”, en el sureste cacereño, conocida por su exuberante naturaleza y un entorno privilegiado, de nuestra antigua, hermosa y sabia tierra extremeña.
                                                                                                    Los Cronistas Oficiales de España somos los herederos de aquellos que, a lo largo de los siglos, dejaron constancia con sus escritos e investigaciones de la Historia, al amparo de calidades y cualidades tales, como la objetividad y la imparcialidad, sin caer en la equívoca adulación hacia aquellos que los nombraron. 

La nómina de Cronistas españoles es extensa, desde tiempos pretéritos hasta la actualidad; encontrando en ella a personajes que se distinguieron dignamente en este oficio: “Siendo el mismo, en muchos municipios, una de las distinciones más preciadas que se pueden otorgar, con el único salario del reconocimiento de las gentes de su pueblo, sin remuneración económica alguna, y con carácter honorario y vitalicio”.

Ejemplo de ello está en la Puebla y villa de Guadalupe, representado por los monjes jerónimos, en el documentado fray Alonso de la Ramblas en el s. XV, recientemente estudiado y publicado por el padre guardián de la Real Casa, fray Antonio Arévalo Sánchez, seguido por una fecunda nómina que ha dado a conocer en el último número de la Revista Guadalupe, desde la sección “Crónica de La Puebla”, su recién nombrado Cronista Oficial, Antonio Ramiro Chico. De los que, por afecto, permítanme que destace al padre fray Sebastián García, por su abundantísima obra publicada sobre el Real Monasterio y Puebla de Guadalupe; y paisano de otro ilustre campanariense que nos acompaña en este acto. Me refiero a Antonio Ventura Díaz, que fue Consejero de Cultura de la Junta de Extremadura y director de la Fundación de la Academia Europea de Yuste.

En la exposición de motivos de la Ley 9/2015 por la que se regula la figura y funciones de los Cronistas Oficiales de Extremadura, aprobada por la Asamblea de Extremadura el 31 de marzo de 2015, dice: “con acierto, hoy podemos afirmar el gran papel que para conocer la historia y sus hechos verdaderos ha desempeñado la crónica; y esto ha sido así tanto por los cronistas de los reyes cristianos como por los cronistas mayores de Indias, y, sin duda, por las interesantes crónicas que escribieron musulmanes españoles a lo largo de siete siglos de la Reconquista. Es este hecho tradicional, tan incrustado en la tradición española, el que explica que la figura del cronista oficial tenga ya una muy arraigada solera histórica en el municipalismo español”.

Así pues, os felicito Elisa y Antonio por vuestro nombramiento que hoy se ve ratificado en esta toma de posesión, aunque de facto lleváis tiempo investigando, estudiando y publicando la crónica de La Puebla y villa de Guadalupe y su Real Casa con pasión suficientemente demostrada.

Toma de posesión que coincide con la víspera de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de Santa María Virgen. Imbuidos en estos días de brumas y fríos de diciembre, en los que el espejo de los días trae el reflejo de la memoria. Pues, sobre el barro cocido del retablo cerámico está la medida exacta de una muchacha hecha por Dios que sabe en sus entrañas que es virgen inmaculada. Ella es altar celeste purísimo para que el aroma de su fragante devoción concepcionista nos inunde a todos. Mandándome proclamar: Ay, Señora, cuán hermosa eres.

Toma de posesión en Guadalupe, ante esta advocación mariana que es nexo entre tierras hispanas y mexicanas, entre los cronistas mexicanos y españoles, cuya unión ha sido fruto del convenio firmado entre la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales y la Federación Nacional de Asociaciones de Cronista Mexicanos y que se ha visto reflejado en el XLIII Congreso de la RAECO y I Hispano-Mexicano de Cronistas, celebrado el pasado mes de octubre en la ciudad española de León.



Estimados compañeros, Elisa Rovira López y Antonio Ramiro Chico, que la musa Clío sea fuente inspiradora en vuestro saludable ejercicio de narrar la Historia. Enhorabuena en nombre de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales.



Manuel García Cienfuegos.

Antonio Ramiro,  Elisa Rovira y Manuel García Cienfuegos

TOMA DE POSESIÓN CRONISTAS DE GUADALUPE

Ilustrísimo Sr. Alcalde y señores concejales, Ilustrísimo don Antonio Ventura Díaz, ex-vicepresidente de la Junta de Extremadura, estimados y reconocidos cronistas de la Asociación de Extremadura y de España, queridos familiares, vecinos y amigos, que habéis querido acompañarnos esta noche a Elisa Rovira y a mí,  en nuestra toma de posesión como Cronistas Oficiales de la Puebla y Villa de Guadalupe.

En primer lugar, he de manifestar mi más profundo agradecimiento a todos los que han contribuido a este nombramiento de Cronista Oficial de la Puebla y Villa de Guadalupe, elegido por unanimidad el día 20 de junio de 2017 y de forma especial, a Felipe Sánchez Barba, alcalde de Guadalupe, quien propuso nuestros nombres y  a cada uno de los concejales que depositaron su voto y confianza, así como a la Asociación de Cronistas Oficiales de Extremadura, en la persona de su presidente, Manuel Hurtado Fadrique y algunos otros de sus respetables miembros: Víctor Guerrero Cabanillas, Esteban Sánchez Cortijo y Bartolomé Díaz Díaz, que sabedores de lo que luce la Puebla y Villa de Guadalupe, nunca mejor dicho, en la historia de Extremadura y de España, no cejaron de votar por esta plaza que permanecía vacante desde el año 2014, debido al fallecimiento de su anterior y siempre recordado cronista e historiador fray Sebastián García, ese gran humanista que supo mejor que nadie encarnar el ser guadalupense.

Antonio Ramiro y Elisa Rovira
Igualmente he de reconocer, la gran satisfacción que me produjo cuando nuestro Alcalde me comunicó que dicho nombramiento era compartido con Elisa Rovira López, historiadora, compañera y amiga, desde hace 35 años, con la que me une una estrecha amistad y muchas horas de trabajo en la Biblioteca y Archivo del Real Monasterio de Guadalupe, generosa siempre con su saber y buen hacer.

Permítanme también, en esta noche tan especial para mí, por todo lo que significa este nombramiento, que tenga unas palabras de recuerdo y gratitud sincera para aquellos que cincelaron mi persona.

En primer lugar, a mis padres: Juan y Felipa, que me dieron la vida, así como la esencia de los valores que cimienta toda obra humana y de manera significativa a mi madre, que desde mi infancia me enseñó el camino de la fe, don divino, que a lo largo de mi vida he tratado de cimentar y trasmitir.

A mi hermano Juan José, que puso a mi disposición los medios técnicos para poder desplazarme hasta el Centro Regional de la UNED en Mérida.

A mí querida esposa María Isabel, mi alma gemela y mi principal apoyo, que supo sacrificar sus posibilidades profesionales por nuestra familia, hoy altamente recompensada por nuestros tres hijos y su trabajo cualificado.  

No sé si por destino o providencia hace 35 años se cruzó en mi camino fray Antonio Arévalo Sánchez, quien me abrió las puertas del Real Monasterio como aprendiz de oficina para hacerme cargo de la secretaría y administración de la Revista Guadalupe, la más decana de las publicaciones extremeñas, en la que me he diplomado a lo largo de estos años como cronista, diseñador y articulista.

A Juan José Rodríguez Gamino, secretario de la Hermandad  Sindical  de esta Puebla de vocación periodista, que durante más de cuarenta años (1942-1988) ejerció de cronista en las revistas Guadalupe, con su sección “El Pulso al Pueblo”; Altamira( de la que llegó a ser director) e Iris de Paz, compaginando al mismo tiempo las corresponsalías del Diario Hoy y de la Agencia EFE. En 1988 con motivo de su jubilación quiso depositar en mí su legado cultural, haciéndome depositario de sus corresponsalías y de esta forma, su ventana abierta al mundo siguiera trasmitiendo esa fe e historia que nuestros mayores nos legaron. Cátedra que durante 20 años he ejercido con lealtad y servicio a nuestra Puebla y su Real Monasterio.

A don  Nicolás Sánchez Prieto, el primer espejo donde me miré, quizás por su cercanía, también de la calle Logroño, Caballero de la Virgen, sacerdote, Cronista Oficial de la Puebla y Villa (1981-1983), pero sobre todo poeta de fina inspiración y castizo lenguaje, henchido de amor hacia Nuestra Señora, hacia su pueblo, sus gentes, su flora y sus piedras milenarias, como esos Rosetones, por cuyos ojos vimos brotar su herida de amor, hecha testamento.
Antonio Ventura, Felipe Sánchez, Francisco Javier Timón, Antonio Ramiro, Elisa Rovira, Manuel García, Soledad López-Lago Romero y María Guadalupe Rodríguez Cerezo.

Pero sobre todo me satisface enormemente, seguir la huellas del que durante 32 años ha sido mi “padre”, mi maestro, mi compañero, fray Sebastián García, bibliotecario, archivero, director de la revista, cronista (1991-2014) e hijo Adoptivo de esta Puebla de Guadalupe, de trato sencillo y cercano, generoso en el conocimiento, cuya máxima fue siempre “enseñad  a todas las gentes”, alimentando así mis deseos de superación con las herramientas de su propio escritorio, sabiendo encauzar las aguas de mi venero, que unido al esfuerzo y sacrificio, floreció en el 2003 con la licenciatura de Geografía e Historia por la UNED.

En 1923 el  Dr. Pantomiro, seudónimo de fray Benito Pérez Pérez, describía en la revista Guadalupe, el carácter singular de nuestro pueblo: “Cosmopolita y poético, que parece haber concretado en sí todas las gallardías y noblezas de la nación española, siendo andaluz por su nativa gracia, donaire, precocidad; castellano, por lo caballeroso e hidalgo; catalán por su mal reprimido orgullo y defensor de las glorias de su pueblo; galaico, por lo fino y dúctil de su ingenio; y al fin, extremeño, con su tinte de bravura y nobleza”.

Singular ciertamente, porque como pueblo peregrino se configuró entorno a Nuestra Señora y su santuario en un entorno natural único y privilegiado, Patrimonio de la UNESCO, donde los aires morenos bajan desde Villuercas, Altamira y Picoagudo.

Cosmopolita, lo rubrican las partidas de bautismo o los Milagros de Nuestra Señora, que guardan cada una de las gallardías y noblezas que componen nuestro rico y variado árbol genealógico.

Poético, ante tal emporio de arte, declarado Monumento Histórico Nacional y Patrimonio de la Humanidad que musa no se resiste a desplegar su lira: “se quejan, al abrirlas, /lo mismo que se queja/ la madera, al  dejar de ser verde/ y ser eterna.. (Nicolás Sánchez Prieto).

Ser guadalupense supone además participar de los hechos históricos que jalonan nuestra historia como nación, en la reconquista y unidad de España, con Alfonso XI, nuestro fundador, en la batalla del  Salado, que tanta sal nos reportó; con los Católicos Reyes que cimentaron la unidad de España el 2 de enero de 1492 con la argamasa de este templo, su paraíso.
En el descubrimiento y evangelización de Nuevo Mundo un topónimo floreció, Guadalupe, desde el Gran Cañón del Colorado  hasta la Pampa Argentina, desde el Atlántico al Pacifico, su nombre es invocado como el más universal que tiene la Madre de Dios.

Pero esta impregnación de la ciencia de Herodoto no eclipsa el compromiso de nuestro sentir más profundo, aquel que escuchó por primera vez el propio vaquero Gil Cordero: “No temas que soy la Madre de Dios…” Desde ese mismo instante nos inoculó a todos los guadalupenses como servidores de su santa Casa y Puebla.

Así lo dibujó en la Sacristía nuestro más singular pintor, Francisco de Zurbarán, en ese decálogo de vida, que  todos alguna vez hemos sentido en propias carnes, desde la humildad del padre Yáñez, rehusando el birrete arzobispal, la caridad de fray Martín de Vizcaya saciando a los más necesitados o las dudas existenciales del  padre Cabañuelas que igual que Tomás dudó del cuerpo de Cristo y entonces su sangre cristalizó en esos corporales, como símbolo de vida eterna.

Aunque como diría nuestro siempre recordado y amigo Francisco Tejada Vizuete, el dulce desvarío de mi sueño y de la mayoría de los guadalupenses se inicia peldaño a peldaño, donde el jaspe se pule con las pisadas de los peregrinos, santos y reyes, donde la oración calla al silencio y la plegaria nace de lo más profundo del alma humana.

Qué dicha la nuestra, guadalupenses de nacencia o corazón, poder adentrarnos en esa ciudad amurallada, Sancto Sanctorum de la Casa de Nazaret y arribar en esa nave para contemplar a la mismísima Aurora, bella como la luna, resplandeciente como el sol, cuyo vástago nacerá de esa vara florecida de la raíz de Jesse, de esa vid que como uva prensada dará el vino nuevo, oloroso como el cinamomo, alto, recto y sólido como el cedro y el ciprés, en cuyo huerto cerrado  florecen los lirios y el terebinto, el olivo y la palmera, el granado y las rosas, bajo ese rostro moreno que nos predispone al servicio desinteresado y generoso.

Esa predisposición es la que yo esta noche quiero abrazar aquí ante vosotros por este nombramiento totalmente inmerecido. Como cronista e hijo de Guadalupe seguiré contribuyendo a divulgar este nombre, esta fe, esta historia, siete veces centenaria, como hasta ahora lo he hecho con todos los medios que he tenido a mi alcance: Ediciones Guadalupe, la Real Asociación de Caballeros, conferencias, publicaciones como “Raíces de Guadalupe.

Cuarteto Guadiana, que actuó en el acto de presentación.

Por este motivo la Puebla cuenta desde ayer con una ventana más abierta al mundo: “Guadalupe, el rincón del cronista”, donde iremos dando cuenta de nuestros trabajos. Por cierto, el último “Los incunables de Guadalupe, el saqueo de un patrimonio” tendríais que tenerle hoy entre vuestras manos, bajo el patrocinio del Ayuntamiento y la Diputación Provincial de Cáceres, pero como todos estamos implicados en que nuestro pueblo luzca entre los más bonitos de España, con o sin Ferrero Rocher, no ha sido posible llevar a cabo su encuadernación hasta la semana que viene.

Todo sea por ello Sr.Alcalde, habrá que seguir votando: luce tu pueblo.

A. R.

Nombramiento de cronistas

Desde que Septo Julio Africano, Eusebio, Penodoro y Amiano (s. III-V) escribieron sus propias crónicas, conocidas como el Cronicón Paschale, los que mayor empuje y desarrollo imprimieron a este peculiar género literario, fueron los monjes, que a pesar de la concesión y la falta de crítica, prestaron un importante servicio a  la historia de los pueblos, más con la aparición de las órdenes mendicantes, las cruzadas y la irrupción de las lenguas vulgares, dejaron grabadas en ellas una profunda huella, incluyendo nuevas tradiciones y leyendas con el único fin de ennoblecer el origen de cada lugar o institución.

La literatura española es quizás la más rica en este género de obras históricas, buen ejemplo de ello es la España Sagrada, del P. Enrique Flores, donde se contienen un gran número de cronicones: Idacio, Melito, San Isidoro, Aldefonsi, o la propia Crónica General de Alfonso X El Sabio.

Guadalupe, no fue ajeno a este desarrollo literario y su hecho milagroso se recogerá por primera vez, de forma sucinta, en la Gran Crónica de Alfonso XI (1344). Con posterioridad, los propios monjes jerónimos, elaboran sus propios cronicones: Crónica Vieja del Monasterio de Guadalupe, del P. Fray Alonso de la Rambla (+1488), recientemente publicada por fray Antonio Arévalo Sánchez, con motivo del Año Santo Guadalupense; Écija, Talavera, Orche, San José, Rubio, Villacampa, Acemel,  Álvarez, fueron algunos de los cronistas e historiadores que la Real Casa de Guadalupe tuvo como testigos de los tiempos.

El pasado 20 de Junio del presente año 2017, el Ayuntamiento de Guadalupe se reunió en Pleno ordinario, para tratar entre otros asuntos, el nombramiento de Cronista Oficial de la Puebla y Villa de Guadalupe, que a propuesta de la Alcaldía y de la Asociación de Cronistas Oficiales de Extremadura, fueron nombrados por unanimidad, Don Antonio Ramiro Chico y Doña Elisa Rovira López, naturales de Guadalupe y de Alía, respectivamente, ambos historiadores con amplio bagaje, publicaciones y servicio a la Puebla y a su Real Santuario.
Difícil superar el listón dejado por sus anteriores Cronistas Oficiales de la Puebla y Villa de Guadalupe: Don Nicolás Sánchez Prieto (1981-1983), guadalupense, sacerdote, terciario franciscano, Caballero, periodista, escritor, pero sobre todo poeta de fina inspiración y castizo lenguaje, cuyos versos brotaban de su ser guadalupense, henchido de amor hacia Nuestra Señora, hacia su pueblo, sus gentes, su flora y sus piedras milenarias, como esos Rosetones, por cuyos ojos vimos brotar su herida de amor, hecho testamento, y Fray Sebastián García Rodríguez O.F.M. (1991-2014), campanariense, sacerdote franciscano, escritor y doctor en Derecho canónico, éste gran humanista de verbo ágil y fluido, ha mostrado al mundo con numerosas publicaciones (más de 331.500 ejemplares), congresos, conferencias y exposiciones los tesoros del Real Monasterio y Puebla de Guadalupe, de La Rábida, de la Orden Franciscana, tanto en su vertiente extremeña como americana, cuya personalidad y huella franciscana ha quedado para siempre grabada en el corazón de los guadalupenses.


Testigo, que con humildad y servicio recogemos de ellos, así como de aquellos otros que con sabiduría, igual entrega y generosidad batieron sobre el memorial de la vida los hechos y acontecimientos que gastaron sus propios días para que quedase en memoria perdurable. Por ello, a los ya mencionados, me gustaría sumar como cronistas de Guadalupe: Federico González Plaza, Ángel Marina López, Carlos Cordero Barroso y Juan José Rodríguez Gamino, sin olvidar a cada uno de los directores de la Revista Guadalupe que de igual forma elaboraron crónicas y historias para el Corpus Bibliográfico Guadalupense, quizás uno de los más extensos y ricos de la cultura extremeña y nacional.

Santiago Castelo, Carlos Cordero, Elisa Rovira y Antonio Ramiro. Almendralejo en el Día del Bibliófilo.