Antonio Ramiro Chico,
Cronista Oficial de la Puebla y Villa de
Guadalupe
Aunque parezca mentira, Guadalupe y la comarca
Villuercas Ibores Jara, contó a principio del siglo XX con un proyecto
ferroviario, cuyo eje central era el Santuario Nacional de Nuestra Señora de
Guadalupe y los fosfatos de Logrosán, de ahí el nombre popular que recibió “fray Fosfato”, amén de
una realidad geográfica, que reducía la distancia entre Madrid y Badajoz en 78
kilómetros, con su trazado desde Talavera de la Reina a Villanueva de la Serena
de 167 kilómetros[1].
Viaducto. Ojos centrales. 1959 |
El tramo hasta Guadalupe era quizás el de mayor dificultad
por lo accidentado del terreno y las características del mismo, cuyas obras
corrieron a cargo de la empresa “Tierras
y Hormigones”, quien levantó el
excepcional viaducto sobre el río Guadalupejo, uno de los más grandes entonces
de España, de 58 metros de altura y 274 metros
de longitud, dedicado a la Virgen de
Guadalupe con una hermosa y grande imagen de la Patrona en el arco
central, cuyo presupuesto fue de 22 millones de pesetas[5],
aunque según la documentación oficial su coste fue de 13.367.724 pesetas, con
una economía en la obra de 1.956.498 pesetas, sobre un presupuesto de
15.324.222 pesetas[6].
En 1959, el padre Hermenegildo Zamora escribía en la Revista
Guadalupe un artículo bajo el
título “El Ferrocarril de “Guadalupe”, en
el que narra las dificultades por las que pasó dicho proyecto (guerra civil,
económicas y políticas), que a pesar de reanudarse en 1953, gracias en gran
parte a su ministro de Obras Públicas, general Jorge Vigón[7], no sirvió para desarrollar esta comarca de las Villuercas ni el Plan Badajoz, solamente redujo mientras que duró las listas de paro de la época.
MURAL
CERÁMICO.
De esta colosal obra
arquitectónica, nos ha quedado en una de sus pilastras, la central, un hermoso
mural cerámico vanguardista, que se colocó allí en 1959:
“En una de
las pilastras, esbeltas y fornida a la vez, del gran viaducto sobre el rio
Guadalupejo la empresa constructora [Tierras
y Hormigones], ha colocado un enorme mosaico de azulejos, representando a la
Virgen de Guadalupe y a su Monasterio, que si bien no es del agrado del pueblo
sencillo por el modernismo de sus figuras, diríamos que es todo un símbolo,
cual si la Virgen de Guadalupe, colocada más bien cerca de la base de la
colosal pilastra, quisiera como aupar con su presencia los esfuerzos y precaver
todo desaliento, ya desde los inicios de la obra”[8].
Mural cerámico de Bienvenida a la Puebla y Villa de Guadalupe, 1959. |
Dicho
mural cerámico de 4 x 8 metros de alto
simboliza un hito en el camino
hacia Guadalupe, igual que en la Edad
Media supusieron los humilladeros para todas aquellas personas que han pasado delante de él y han recibido el saludo del “Ave María”,
pues aunque había presupuestado otro en la estación de Guadalupe, este no llegó
a ponerse[9].
Llama
la atención por su tamaño (8 metros de alto), composición y perfección
pictórica, que nos recuerda al desarrollo que durante la segunda parte del
siglo XX alcanzó la cerámica aplicada a la
arquitectura, como un elemento más de embellecimiento de muros y
paredes. Ya no serán los palacios e
iglesias renacentistas y barrocas las que decoren sus estancias, siguiendo la
tradición de Niculoso Pisano, sino serán ahora los espacios privados, como los
exteriores o vestíbulos de las grandes empresas comerciales o espacios públicos
gestionados por distintas instituciones.
Quizás
por este motivo el mural de Guadalupe no está firmado, aunque igual que ocurrió
en el renacimiento, los alfareros de Talavera de la Reina, se suman también a las
nuevas vanguardias, que inspiraron a
Miró y Picasso a través de ese nuevo espíritu contemporáneo, “del Sol” y “de la
Luna”, montados en 1956 en la sede parisina de la UNESCO, o el realizado para
el aeropuerto de Barcelona, aunque este de Guadalupe tiene la impronta gótica-flamenca
que proyecta su propio Santuario y sus obras de arte que contiene (Isembrant o
Egas Cueman).
Gracias
a su longitud y a su colorido esta obra plana provoca en el espectador una
sensación de realidad y movimiento, que nuestro artesano o taller ha sabido
plasmar maravillosamente sobre esos tres
planos, donde primeramente representa
con dibujos geométricos la planicie terrenal sobre la que se sustenta el
conjunto patrimonial y arquitectónico del Santuario, alterado solamente por el
dibujo esquemático de varios árboles y la fuente de la plaza o Pila Bautismal
de América.
En
segundo plano, el mural nos ofrece una perspectiva lineal del Real Monasterio
con su fachada gótico-mudéjar seguido del lado del Poniente con sus torres
cuadras y cilíndricas, rosetones, pináculos y almenas, donde el colorido
también proyecta esa sensación de profundidad y movimiento.
En
un tercer plano, que diríamos celestial, figuran las imágenes de dos ángeles
orantes, que nos recuerda a Salvador Dalí, cuando se representa así mismo, en
su pintura a la Virgen de Guadalupe. Corona dicho plano la Patrona de Extremadura y
Reina de las Españas, vestida con manto dorado, corona rica y bastón de mando
de Alfonso XIII, obsequio que el rey la entregó en su Coronación canónica.
Completa este espacio, las inscripciones
del “Ave María” y el nombre de “Guadalupe”, en tonalidades de azul y
negro. Todo él se desarrolla sobre un fondo de color blanco marfil.
Mural cerámico. Parte superior en la que se aprecia los azulejos desprendidos |
Hace
unos días, un vecino de Guadalupe, José
Antonio Jorge Cortijo, daba la voz de alarma de que parte del mural se había
desprendido del soporte, como se puede
apreciar en la fotografía, aunque solo se han podido rescatar unos cuantos
azulejos, cuya medida es de 10 x 10 cms. aproximadamente, lo que si se ha
podido apreciar es la numeración correspondiente a cada pieza, pauta primordial
para que su colocación fuera la precisa y exacta por parte de los albañiles
responsables, siempre bajo la supervisión del maestro azulejero. El propio
Felipe II, exigía mediante contrato que Juan Flores, colocara el mismo sus
azulejos.
En
2003, fallecía Jacinto Aznar Guimerá, encargado general de la empresa “Tierras y Hormigones”, quien seguramente
nos hubiera iluminado sobre la autoría de dicho mural. Su hija Maribel nos ha
comentado que su padre se llevó un gran disgusto cuando comprobó que uno de los
azulejos que componen el mural, más concretamente en la pierna derecha de uno
de los ángeles, le pusieron al revés, alterando la línea del contorno de dicha
pierna. Detalle para la historia y que habla del rigor de este encargado que supo cómo hemos visto
economizar y ajustar la obra, lo que quizás posibilitó la fábrica de esta obra
que por estar inserta en otra de mayor altura y grandeza ha pasado un poco
desapercibida para la historia del arte.
Nuestro
alcalde, Felipe Sánchez Barba, consciente
del daño ocasionado, quizás por las filtraciones de agua, nos ha pedido
a los cronistas que elaboráramos un estudio, cuya luz es la que hemos
expresado, sin tener por el momento, a pesar de la documentación consultada, la
autoría de esta obra anónima ni el importe de la misma.
Cierto
es, que dicha pieza, merece por su interés histórico-artístico una rápida
intervención por las autoridades locales, regionales o nacionales, por ser uno
de los ejemplos contemporáneos más destacados de la cerámica aplicada a la
arquitectura en Extremadura y que forma parte del patrimonio de Guadalupe[10].
[1] ZAMORA,
Hermenegildo, O.F.M., “El Ferrocarril de “Guadalupe”, en Revista Guadalupe, 517-518 (1959) 137-139.
[2] JUÁREZ
SÁNCHEZ-RUBIO, Cipriano, “El ferrocarril Talavera de la Reina-Villanueva de la
Serena. Un sueño imposible”, en Revista Guadalupe,
827 (2012) 20-29.
[3] PEÑALBA,
Fray Genadio de, O.F.M. (Sed. Arturo
Álvarez ), ¿El ferrocarril por Guadalupe o 400 millones tirados al agua?
[4] JUÁREZ
SÁNCHEZ-RUBIO, Cipriano, Art. cit, Guadalupe,
827 (2012) pp. 20-29.
[5] [TORREJÓN
BALTASAR, O.F.M.], “Noticias de Guadalupe”, en Guadalupe, 505 (1958) p. 137. Zamora dice que el Viaducto mide 75
metros de alto por 300 metros de largo. Aunque según el proyecto custodiado en
el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares el Viaducto tiene
57 m. de altura por 230 m. de longitud.
[6] RAMOS
VICENTE, Juan J. El ferrocarril de
Talavera de la Reina a Villanueva de la Serena (Historia de una Ilusión. Cáceres,
2015, p.43.
[7] ALONSO
[ÁLVAREZ], Fray Arturo, O.F.M., “El ferrocarril Madrid-Badajoz-Lisboa, por
Guadalupe”, en A.B.C. Madrid, 5 de febrero de 1958.
[8] ZAMORA,
H., Art. cit. p. 138.
[9] RAMOS
VICENTE, Juan J., El ferrocarril de
Talavera de la Reina a Villanueva de la Serena. (Historia de una ilusión). 2011
[10] SÁNCHEZ
PACHECO, Trinidad, Cerámica Española. Summa Artis. T. XLII. Madrid, 1997,
pp.332-342 y 579-582.
Estimado Antonio Ramiro, encuentro un vacío lamentable en el relato e historia del mosaico, que ornamenta y preside la columna central de nuestro Viaducto (este debiera haber sido su destino), del cual todos nos sentimos orgullosos como otro monumento más de nuestro patrimonio; y es sobre su verdadero padre y creador del boceto. Siempre he oído que su autor fue un corista de la comunidad de O.F.M. cuyo nombre es (era entonces) Fr. José Luis Tejedor Cóbreces y cursaba teología en Guadalupe por esos años. Este ex religioso vive aún en una localidad próxima a Valladolid y nació en Villasila de Valdabia (Palencia), tuvo un hermano que creo llegó a ser coadjutor en Guadalupe, el P. Fernando Tejedor. Hace unos años José Luis padeció un ictus y no goza de buena salud, pero sería de justicia investigar y dar al César lo que es del César. Aún hay guadalupenses con la imagen de Nuestra Madre la Virgen de Guadalupe pintada en esmalte en la esfera de su reloj, pues tenía una habilidad especial y está fue una de las manifestaciones de su arte entre otras, como detalle con algunos Guadalupenses.
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